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FORO 02. M02. PROCESOS MIGRATORIOS
upepasensio@hotmail.com actualizado hace 1 year, 1 month 37 Miembros · 40 Entradas
Para este segundo foro, con intención de que podamos dotar del matiz necesario el debate de los procesos migratorios y las repercusiones y consecuencias a nivel personal, social y cultural, os planteamos las siguientes preguntas guía a fin de que podamos construir conjuntamente sobre la manera en qué los fenómenos que se dan en latitudes lejanas a la nuestra tienen sus efectos en cualquier lugar del planeta.
Por todo ello, ¿cómo crees que impacta la llamada crisis de los cuidados al empoderamiento de las mujeres? ¿Contribuye a una mayor o menor autonomía de las mujeres?
Siento que este empoderamiento está enmascarado por una realidad que viven millones de mujeres, que tienen que abandonar a sus hij@s, para cuidar de otr@s y que éstos a su vez, necesitan del cuidado de otras mujeres, en este caso suelen ser las abuelas, el pez que se muerde la cola, para que éstas mamas del llamado “primer mundo”, puedan incorporarse al mundo laboral. Realmente es una crisis de cuidados, donde por un lado la mujer tiene mayor independencia económica y así poder mandar remesas a su país de origen, para poder mantener a su familia, pero por otro lado están sometidas a muchas horas de trabajo, sin ningún tipo de contrato que las pueda ayudar en determinadas situaciones, no gozan de seguridad social, sin descanso o muy poco, en algunas situaciones. No todas las situaciones son iguales, pero si, de una gran mayoría, es un tipo de esclavitud sutil que estamos viviendo en pleno siglo XXI.
Con respecto al tema de la seguridad en las fronteras, me compartir este video, sobre una gran mujer activista, Helena Maleno, que nos habla de esa “seguridad” que el ser humano necesita y que está disfrazada de esta crisis que estamos viviendo sobre los derechos humanos, espero lo como yo lo hago cada vez que lo veo y si alguien quiere comentar, pues aquí estoy.
https://www.youtube.com/watch?v=YZyP9fGpFkMhttps://www.youtube.com/watch?v=YZyP9fGpFkM
Gracias
Inma
Me ha gustado mucho tu comentario Inma, estoy muy de acuerdo contigo y el vídeo que has compartido me ha gustado mucho francamente. Que las mujeres blancas podamos acceder al mercado laboral tb se debe a que hay mujeres migrantes, racializadas y sobre todo latinoamericanas se dedican al cuidado de las personas, porque las mujeres habremos accedido al mundo laboral pero los hombres no han entrado en el espacio doméstico y me parece importante incidir y recalcar la interseccionalidad del trabajo de cuidados, cuando además son trabajos precarizados y sin garantías y que ese dinero que ganan ni siquiera es para ellas, es para seguir cuidando.
El comentario de Inmaculada, al igual que otros tantos, me han parecido muy interesantes, y que hacen reflexionar e indagar aún más.
Respecto al vídeo, me ha parecido una ponencia espectacular. Y nos hace preguntarnos, al menos a mí, la diferencia entre los niños que están llegando, en este caso, de Ucrania (a los que se refieren como refugiados/as ucranianos) y los llamados ”MENAS”. Pues, ¿marca el color de piel o la nacionalidad el alcance de los derechos humanos? ¿dónde están las responsabilidades y corredores humanitarios?
Al hilo de la pregunta, quizás no sea tanto una crisis de cuidados relacionados con las mujeres, sino una emergencia o crisis global que refleja la desigualdad de las mujeres, en tanto a roles y trabajos invisibilizados derivados de un modelo de globalización diferenciado generalizado.
La mujer ha sido y es quién mayoritariamente se ha dedicado al cuidado de las personas , bien al cuidado de sus hijos/as, acianos/as, familiares dependientes, entre otros bien por o por afecto, realizando un sobre esfuerzo personal, de tiempo y económico, en la mayoría de casos sin estar reconocido o remunerado.
La incorporación al mercado laboral de las mujeres conlleva poner de manifiesto la importancia del cuidado y reproducción. Desde la incorporación de la mujer al mercado laboral y la incompatibilidad de trabajar, cuidar a los niños o familiares, el poco o nulo apoyo del “Estado” y la falta de compromiso por parte del hombre hacen que la natalidad se vea también reducida.
Aunque podríamos pensar que la crisis del cuidado al hacer visible el papel de la mujer podría verse más empoderada y valorada, en mi opinión, también ha conllevado un aumento de desigualdad social, debido a que las familias de clase media/alta suelen contratar a otras mujeres para que realicen el cuidado de sus hijos/as, limpieza y mantenimiento de hogares, o cuidados de familiares, las cuales muchas veces suelen ser mujeres inmigrantes, quienes deben dejar el cuidado de sus hijo/as o familiares dependientes en manos de otros familiares, en muchas ocasiones abuelas, para poder conseguir un trabajo que les ayude a mantener su casa.
Por lo que volvemos al principio, es la mujer quién mayoritariamente es la encargada del cuidado de los/as demás. Por un lado, los Estados deberían ofrecer un mayor apoyo, poniendo a disposición de las familias recursos, no ha precios desorbitados, donde poder dejar a sus hijos o familiares, reconociendo la labor de las/cuidadores económica y socialmente, y por otro como sociedad debemos avanzar en igualdad ante los cuidado a los demás y no ser la mujer quienes deben cuidar a los hijos/as o familiares dependientes, sino como un proyecto común entre hombres y mujeres.
Después de leer el documento propuesto sobre la externalización de fronteras, me gustaría hacer la siguiente reflexión y además denunciar lo que desde el Tercer Sector se está padeciendo en la acción social diaria.
La externalización se realiza a través de medidas complementarias entre sí que abarcan tanto la disuasión y la contención en tránsito como la devolución tras las llegadas y se realizan a través de firmas de acuerdos bilaterales o multilaterales de readmisión. Este tipo de documento es el que vincula desde hace 20 años a Marruecos como socio prioritario de España en materia de control de flujos migratorios. Me parece preocupante en esta externalización de fronteras de España a Marruecos “el plazo de diez días que se da para solicitar la readmisión” y que, a su juicio, “dificulta la identificación de necesidades especiales o el acceso a la protección internacional”. En este aspecto, con la burocracia, procesos de documentación etc… la administración no ha reflexionado de que estamos tratando con seres humanos, que sienten, padecen, piensan y tienen unos derechos humanos mínimos.
Me temo que en este contexto se esté dando una violación de derechos humanos en cuanto a la atención de solicitantes de asilo o protección internacional y, especialmente, en lo que tiene que ver con menores y mujeres, que son los grandes damnificados siempre.
A mi desde luego, no me parece oportuno buscar frenar la inmigración irregular a través de la subcontratación del control migratorio a terceros países, creando una zona de freno previa y adquiriendo presencia en lugares estratégicos, ya sea por cuestiones de geopolítica o por intereses económicos. ¿ Por qué no piensan, aceptan y digieren el motivo del por qué esas personas necesitan inmigrar ?, quizás no les conviene a los dirigentes, pero ahí está la clave. Nadie quiere sentir el desarraigo, pero las condiciones sociales, políticas, económicas religiosas y culturales hacen que las personas tengan que salir a otro país buscando una vida mejor.
El tamaño de la inequidad social que hemos profundizado en este módulo es asombrosa. A pesar de que la migración está relacionada con el desarrollo de un territorio, la principal prioridad de las políticas de los países más ricos suele ser la del crecimiento económico. Frente a la hegemonía del mercado surgen consecuencias de fuerte impacto en las comunidades, que producen profundas desigualdades sobre todo por las personas más vulnerables.
Por lo que concierne la crisis de los cuidados, creo que no participa en el empoderamiento de las mujeres y contribuye, al revés, a una menor autonomía de las mismas. A pesar del hecho de que esta crisis se genera a raíz de una mayor independencia de las mujeres, tal condición ha puesto en evidencia todo el trabajo de cuidados no reconocido al que siempre se ha dedicado la mujer. Al quedarse sin otras medidas por ser llevado a cabo, el cuidado ya resulta ser un asunto de relevancia social. Aun así, como la intervención estatal es mínima o ausente en este sentido, la que suelen estar doblemente perjudicadas son las mujeres, sobre todo las mujeres migrantes, que en varias ocasiones dejan a sus familiares en el país de origen para hacer de cuidadora en países más desarrollados. Además el régimen laboral de las empleadas domésticas resulta ser muy precario y desfavorece su desarrollo en autonomía e independencia.
Comparto el siguiente vídeo sobre unas jornadas de la Universidad de Granada que aborda, desde la propia experiencia, testimonios de como el trabajo (o explotación) de mujeres migrantes ha servido como “solución” a la crisis de cuidados en nuestro país:
Qué interesante el vídeo, gracias Lourdes por compartirlo. Cómo bien dice, desde los países “en desarrollo” externalizamos el trabajo de cuidado de personas dependientes; y esto está encubierto en un falso empoderamiento, en una visualización de las mujeres migrantes (son mayoritariamente mujeres quienes realizan ese trabajo) cómo unas mujeres empoderadas por abandonar sus casas, sus familias y sus países. Sin valorar, que quienes lo hacen, dejan atrás, hijos/as que tienen que ser cuidados por otro familiar, con las consecuencias que esto puede conllevar a nivel psicológico para esos niños/as y para la propia mujer. Desde un punto de vista egocéntrico, visualizamos como empoderamiento la explotación de las personas, dejando a un lado sus derechos.
Muchas gracias a todas las personas que estais compartiendo reflexiones, recursos y enlaces.
Siguiendo vuestras reflexiones, quisiera ampliar el tema de seguridad e incluir el contexto de ataques y criminalización de las organizaciones y defensor@s de derechos humanos, como el sufrido por la mencionada Helena Maleno a solicitud del gobierno español, ver La activista Helena Maleno denuncia su “violenta deportación” desde Marruecos a España | España | EL PAÍS (elpais.com). El refuerzo y externalización de las fronteras debe ser entendido en un marco más amplio de desmantelamiento de la arquitectura de los derechos humanos y criminalización de las ONGs y la protesta social. Ver artículo en ingles en el monográfico “The Europe we want? Feminist approaches to gender,
migration and democracy” (páginas 22 a la 24), en: https://www.ceim.eu/wp-content/uploads/2020/01/TheEuropeWeWant-FeministApproaches-Migration.pdf .Para aquellas personas que manejais inglés este monográfico de la red feminista WIDE en el que el CEIM participaba puede ser de interés al estar centrado en la migración en Europa.
Muchas gracias a todas las compañeras por los recursos que estáis compartiendo, me están pareciendo muy interesantes e ilustrativos de la realidad actual.
Considerar el carácter “empoderador” de la crisis de cuidados me parecería muy frívolo, pues únicamente, permite “empoderarse” a mujeres de cierta clase social y en determinados países desarrollados, a costa de mujeres con menor recursos económicos que en su gran mayoría son migrantes y que son las que realizan el trabajo de cuidados que a ellas les impedía promocionarse en sus trabajos exteriores. Así, en realidad, no empodera a las mujeres esta crisis de cuidados, todo lo contrario. En muchas ocasiones también, se puede considerar un parche, ya que no se asume la repartición de tareas de cuidado entre el hombre y la mujer, ni la conciliación, sino la relegación de las mismas a otra mujer (aunque esto es una generalidad ya que no en todos los hogares si quiera conviven un hombre y una mujer). Además, si analizamos las mujeres como grupo amplio, en realidad la situación continúa igual, como dicen algunas compañeras, las mujeres que dejan sus hogares para cuidar otros, se encuentran con un vacío de cuidados en su propio hogar. No comparto por tanto la posibilidad de que exista un empoderamiento a costa de una explotación de otra persona, en este caso, de otra mujer, puesto que, además, el servicio del empleo doméstico sufre una ingente violación de derechos laborales y mucha precariedad. La solución sería que estas nuevas necesidades que tienen las familias se vean cubiertas a nivel público y que, por medio de un cambio en la Ley de extranjería, como apunta la presidenta de Sedoac en el vídeo compartido por la compañera Lourdes, se elimine también la perpetuación de una economía sumergida en este ámbito laboral para alcanzar por las mujeres migrantes los requisitos de permanencia en el país para regular su situación, que en muchos casos también las llevan a aceptar trabajos de internas con el fin de evitar mayores contactos con la vida exterior que podría llevarles a un problema de expulsión del país.Muchas gracias a todas las compañeras por los recursos que estáis compartiendo, me están pareciendo muy interesantes e ilustrativos de la realidad actual.
Considerar el carácter “empoderador” de la crisis de cuidados me parecería muy frívolo, pues únicamente, permite “empoderarse” a mujeres de cierta clase social y en determinados países desarrollados, a costa de mujeres con menor recursos económicos que en su gran mayoría son migrantes y que son las que realizan el trabajo de cuidados que a ellas les impedía promocionarse en sus trabajos exteriores. Así, en realidad, no empodera a las mujeres esta crisis de cuidados, todo lo contrario. En muchas ocasiones también, se puede considerar un parche, ya que no se asume la repartición de tareas de cuidado entre el hombre y la mujer, ni la conciliación, sino la relegación de las mismas a otra mujer (aunque esto es una generalidad ya que no en todos los hogares si quiera conviven un hombre y una mujer). Además, si analizamos las mujeres como grupo amplio, en realidad la situación continúa igual, como dicen algunas compañeras, las mujeres que dejan sus hogares para cuidar otros, se encuentran con un vacío de cuidados en su propio hogar. No comparto por tanto la posibilidad de que exista un empoderamiento a costa de una explotación de otra persona, en este caso, de otra mujer, puesto que, además, el servicio del empleo doméstico sufre una ingente violación de derechos laborales y mucha precariedad. La solución sería que estas nuevas necesidades que tienen las familias se vean cubiertas a nivel público y que, por medio de un cambio en la Ley de extranjería, como apunta la presidenta de Sedoac en el vídeo compartido por la compañera Lourdes, se elimine también la perpetuación de una economía sumergida en este ámbito laboral para alcanzar por las mujeres migrantes los requisitos de permanencia en el país para regular su situación, que en muchos casos también las llevan a aceptar trabajos de internas con el fin de evitar mayores contactos con la vida exterior que podría llevarles a un problema de expulsión del país.Creo que uno de los principales factores que más que se ha achacado y que sigue actualmente en pleno siglo XXI hacia la mujer es la responsabilidad de hacer frente a cuidados que deberían ser comunitarios, bien desde los inicios de la relación hasta el momento del núcleo familiar ya establecido (convivencia pareja- hijos), o bien desde el mismo ámbito familiar parental (convivencia padres – hermanos). Supone un gran impacto para el empoderamiento porque bien directa o bien indirectamente vamos focalizando desde edades muy tempranas estas responsabilidades; a las hermanas (por ser lo más común en chicas..) a mamá (por estar pendiente de todo..) de modo que reducimos notablemente los ámbitos laborales en los que poder potenciar nuestras fortalezas y desarrollar nuevas habilidades.
Contribuye gran autonomía (a la mujer que por ejemplo se independiza, ya que desde el momento que entra en esa nueva etapa sabe cómo valerse por sí misma) pero juega un doble papel, como para la mujer que su situación sea más compleja (como la mujer que venga de un país distinto en busca de un puesto laboral acorde a la formación realizada en su país de origen y que en el recién llegado no sea común ser dirigido por mujeres).
Como muy bien comentas, gran parte de la responsabilidad como sociedad de que la mujer ocupe el rol de cuidadora del hogar y de la familia. Muchos hogares son fábricas de roles de género que utilizan el mismo molde, que la niña juegue a las cocinitas y los niños al balón, que las niñas a las enfermeras y los niños a los mecánicos, es algo muy profundo y arraigado en nuestra sociedad, por desgracia, que hace que muchos niños y niñas inconscientemente normalicen y aprendan que su papel principal es cuidar o que se encargue ella.
Mucha culpa de que se sigan teniendo el mismos problemas que hace 20, 40 años, es que no se quiere o no conviene cambiar.
¿A quién le asusta el feminismo? ¿Por qué hay mujeres en contra de él? ¿Por qué en unos aspectos el feminismo ha sido capaz de poder cambiar estructuras o ideales machistas y en otros aspectos no? ¿A caso todo el mundo quiere cambiar?.
Estas preguntas siempre que tengo oportunidad y tiempo para reflexionar, las hago a mis compañeras y compañeros de clase, a mis profesores, etc… Porque quizás no estamos aprendiendo del pasado, del tiempo y quizás no estemos siendo lo suficiente analiticos cuando pensamos en cambiar.
Y retomando el tema de la crisis de cuidados, es necesario educar en edades tempranas que los cuidados, el mantenimiento del hogar y sus responsabilidades, no distingue entre géneros y para una mayor eficiencia, si se reparten. Con esta educación, conseguiremos una sociedad o que gran parte, haya crecido bajo esos valores, que se apoyen en la igualdad y el respeto, para así conseguir un cambio social ya que nosotros/as, estamos contaminados, en mayor o en menor parte de esa desigualdad, o al menos es mucho más dificil de generar un cambio, por lo que pienso que hemos de abonar y sembrar, para que una vez germinen, crezcan fuertes y altas las semillas del respeto y la igualdad y entonces es cuando alcanzaremos el verdadero progreso.
En mi opinión, la relación entre la disminución o la incapacidad de empoderamiento no viene determinada por el aumento de los cuidados, o del tiempo que se dedica a ellos, sino que es relación directa de la falta de valor que se le de a este ámbito. Ha quedado demostrado en numerosas publicaciones y estudios, que los cuidados y tareas del hogar sustentan una parte importante la economía de las sociedades actuales, tal y como divulgó Vandana Shiva, una de las autoras más influyentes de la teoría del ecofeminismo.
Si a los cuidados se les diera el valor que tiene y se demostrara el peso que los cuidados tiene en la economía general , que se recalculara el PIB de los países incluyendo esta parte, etc, el empoderamiento de las mujeres, se dedicaran al cuidado o al trabajo fuera de casa, sería mucho mayor.
Los procesos migratorios está estrechamente relacionado con el empoderamiento de las mujeres. Cuando una mujer rompe el techo de cristal, en muchas ocasiones hay otra que recoge sus pedazos. El proceso de empoderamiento de estas mujeres, pasa sin darse cuenta por encima de otras y esas otras mujeres tienen el rostro de una mujer migrante. El trabajo domestico debe estar mucho más regulado y cuidado y debe ser un complemento para la conciliación y en la corresponsabilidad, nunca un sustituto.
Es muy importante que en cualquier proceso de empoderamiento o feminista se tenga una perspectiva de clase, promoviendo que nuestras acciones no vulneren los derechos de otras mujeres.
No creo que el trabajo domestico tenga que desaparecer, si no que tiene que transformarse, debe de darse en una condiciones adecuadas, con una inspección de sus condiciones real, aboliendo así la esclavitud del siglo XXI que supone en muchas ocasiones el trabajo domestico.
Gracias a tod@s por compartir. Veo que las últimas entradas van en línea con lo planteado por Carolina, gracias Lourdes una vez más por compartir este enriquecedor video donde se presenta de forma muy descriptiva y completa lo que implica y las contradicciones alrededor del llamado “trabajo doméstico”. Un ámbito al que reducimos a muchas migrantes como salida laboral en algunas intervenciones, junto a otras “opciones” feminizadas y precarizadas.
Para quien esté interesad@ en conocer más sobre la autoorganización de las migrantes en torno a los cuidados y el trabajo doméstico y sus demandas os invito a visitar territorio doméstico (https://es-es.facebook.com/territoriodomestico/) y Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (ver documento: https://participamostransformamos.org/documento-politico-para-no-dejar-a-nadie-atras-de-red-latinas/)
Buenas tardes.
Pienso que las mujeres en muchos países hemos sido capaces de incorporarnos al mercado laboral remunerado, donde se nos conceden vacaciones, condiciones laborales “dignas”, etc. En cambio, los hombres no han tenido la capacidad de incorporarse a los cuidados, ni en nuestra cultura, ni en ninguna.
Muchas de las mujeres que vienen a nuestro país aunque hayan obtenido formaciones cualificadas altas, se ven obligadas a tener que trabajar cuidando de otras personas, dejando incluso sus familiares e hijes al cuidado de otras personas, que suelen ser mujeres. Mientras que muchas de las mujeres de clase media-alta tienen la capacidad de trabajar fuera del hogar, muchas de estas mismas son las que tienen en sus hogares mujeres migrantes en condiciones laborales denigrantes. Por lo que si ha habido una revolución por parte de una población de las mujeres en cuanto a los cuidados, ya no son ellas las que cuidan a tiempo completo, pero si que utilizan su estatus social para oprimir a aquellas mujeres que a veces se ven obligadas a coger ese tipo de trabajos tan mal remunerados.
Por tanto, la revolución está en un género (mujer) pero solo en una parte de la población, oprimiendo si es posible más al resto.
El concepto de empoderamiento es un arma de doble filo en la actualidad, ¿empoderar supone adaptarse a una sociedad meritocrática que oprimen transversalmente y estructuralmente a otras personas, otros colectivo? El empoderamiento de las mujeres occidentales ha venido de la mano de “abandonar” las tareas domésticas peros nos ha costado mucho ir desvelando las capas de las opresiones patriarcales, entre ellas la culpabilización y la conciliación entendida por trabajar 32horas al día para llegar al idea de la sociedad capital. No debemos caer en la trampa de desarrollar nuestra autonomía persiguiendo el “ideal” de la autonomía masculina que pivota en la no responsabilidad y en los no cuidados. Somos más que eso, conscientes y horizontales. No podemos sustentar nuestros derechos en la opresión de otros.
Secundo toda tu intervención, de principio a fin.
Totalmente de acuerdo, Patricia.
Muy de acuerdo, Patricia!
Tras leer las intervenciones realizadas no puedo estar más de acuerdo.
Actualmente el empoderamiento de unas, en muchas ocasiones recae en la opresión de otras. Los cuidado existen y hay que realizarlos. Si no hay un reparto equitativo entre los integrantes de una familia (se terminan “subcontratando” y, como hemos visto en el video que dejó la compañera Lourdes Robles, en la intervención de Carolina Elías, en la gran mayoría de los casos ese trabajo recae, a modo de nueva esclavitud, en mujeres migrantes. Como frase lapidaria de la intervención me quedo con “el empleo del hogar es machista, xenófobo y clasista”
Este video me ha hecho reflexionar y he estado hablando con las mujeres migrantes con las que trabajo. Todas las mujeres de origen latino están trabajando o bien como interna, dejando a sus familias para cuidar a otras, o bien en dos y hasta tres trabajos relacionados con los cuidados: llevar a unos niños al colegio, después la limpieza de una casa (no todos los días) y por las tardes el cuidado de un anciano. Una jornada de más de 14 horas por la que no cobra más de 600€. Sin embargo, las mujeres negras con las que trabajo (procedentes de Costa de Marfil, Malí, etc.) ni si quiera tienen ese nicho de mercado, no son llamadas a entrevistas, dando por hecho que no dominan el idioma, cuando en muchas ocasiones no es así.
El empoderamiento de algunas mujeres extranjera es mucho más difícil y lento. En muchas ocasiones desconocen sus derechos en España. Muchas de ellas no están acostumbradas a tener voz y opinión y manifestarla en público, debido a su cultura. No creen que puedan o incluso deban dar su opinión en un país que las ha acogido y las que lo hacen se topan en infinidad de ocasiones con un “tu que sabrás si no eres de aquí”.