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FORO 01. M03. LA CIUDADANÍA GLOBAL EMANCIPADORA dentro del PLAN de IGUALDAD de EDUCACIÓN en EXTREMADURA
Carmen actualizado hace 11 meses, 1 semana 30 Miembros · 33 Entradas
Teniendo en cuenta el material revisado hasta ahora, reflexiona sobre la oportunidad que suponen las aulas de enseñanza pública para la construcción de una ciudadanía igualitaria.
Por otro lado, ¿crees que existen las competencias y recursos necesarios para llevar a cabo procesos formativos COEDUCATIVOS? ¿Qué propones en caso de ver carencias/debilidades?
La sociedad ha sufrido cambios significativos , y la escuela como agente sociabilizador es un pilar fundamental para que esos cambios se instauren.
La realidad social obliga a replantearnos muchos principios y prácticas dominantes. La instauración de un Plan de Igualdad sirve de punto de partida y como herramienta facilitadora.
Pero para cumplir los objetivos de dicho plan de forma satisfactoria y coherente, todos los agentes implicados en materia de educación deben replantearse muchos principios y prácticas. Atender a propia diversidad del alumnados, del profesorado, revisar el “curriculum oculto”, en definitiva educar desde el respeto, la tolerancia y la igualdad de oportunidades.
Es evidente que ella coeducación intervienen otros agente : familia, discursos políticos, medios de comunicación, etc, pero la escuela tiene características que la hacen única.
Como Agentes de Igualda destacaría que es un gran paso hacia delante q
se nos permita impartir charlas y talleres relacionados con la Igualdad de oportunidades, l a prevención de violencia de género, inteligencia emocional, talleres sobre diversidad sexual, etc, es un cambio sustancial. Por su puesto también encontramos barreras a la hora de trabajar, no todo el profesorado está concienciado con estos temas, y el alumnado también es en muchas ocasiones una barrera.
Me ha sorprendido la perspectiva tan optimista de algunos de los textos al considerar la escuela como espacio coeducativo y reconocerla como uno de los ámbitos más igualitarios…mi experiencia está lejos de esa visión. Partiendo de que la experiencia en las aulas está muy condicionada por la obligatoriedad y prioridad de los contenidos curriculares, ideología del profesorado, flexibilidad de los equipos educativos….
Quizás pueda reconocer esta práctica igualitaria en niveles más bajos, especialmente en educación infantil, después la cosa cambia por la propia experiencia del alumnado en otros contextos y bajo otras influencias.
Mi experiencia personal es que se aborda la punta del iceberg, lo visible: lenguaje inclusivo, sanción a conductas o comentarios machistas, la celebración de días relevantes… pero poco se profundiza. Los contenidos suelen estar presentes en talleres específicos pero seguimos sin apreciar la transversalidad del tema. El Plan de Igualdad, hasta ahora, suele quedar en el papel para cumplir el trámite ante la Administración pero tampoco se desarrolla en todas sus dimensiones.
Creo que tal y como dice Lourdes, la educación infantil es más coeducativa que las demás. Es un proceso que va evolucionando y es lógico que se empiece desde los más pequeños.
Lamentablemente el currículum y los textos académicos siguen estando muy androgeneizados.
Se habla de trabajo transversal, que se hace casi teóricamente, ya que no todo el profesorado es partidario de trabajar algo más que los contenidos tal y como vienen en los libros. También he de decir que es algo que se va cambiando.
Mi opinión es compartida con Lourdes y Carmen.
De nada sirve que el currículum o el material académico pueda estar o seguir androgeneizados si los mismos profesionales que imparten no se conciencian y su pensamiento es neutral y todo lo contrario a innovador y coeducativo.
Toda esta información podrían visualizarla muchas personas, para saber, y concienciar que aún queda mucho camino por recorrer, tanto académicamente como personalmente.
La sociedad actual ha vivido en estos últimos años una acumulación de cambios en los valores, actitudes y prácticas, que se reflejan en los planteamientos de la educación y en la realidad de la escuela. Uno de estos cambios se refiere al reconocimiento de la diversidad del alumnado, que obliga a la búsqueda de alternativas didácticas en la educación y en la práctica de la escuela: desde el reconocimiento explícito del derecho de todos a la educación y de que ésta se desarrolle atendiendo a la igualdad de oportunidades; donde la diversidad sea un valor enriquecedor y positivo para todos. Estas alternativas se fundamentan en el paso de un modelo de intervención compensatoria a introducir prácticas coherentes con la inclusión educativa, que se fundamenta en la implantación de un currículum comprensivo común y a la determinación de apoyos normalizados para alcanzar una real integración de todos los alumnos.
El ambito educativo podría suponer el germen del cambio, de la autoreflexión y de la autocrítica sobre lo aprendido desde un punto de vista sexista y androgénico.
Es cierto que sigue existiendo una profunda brecha entre la realidad y la apariencia en la consecución de la igualdad. El patriarcado y el sexismo se han adaptado para seguir reproduciendo su discurso basado en características de la sociedad actual, como la competitividad extrema, la esclavitud de la estética, las redes sociales, la publicidad, los medios de comunicación.
El entorno educativo podría suponer con la implicación de todas las personas que lo conforman: Alumnas y alumnos padres y madres, comunidad de personas formadoras un ámbito para la adquisición de nuevos valores que afrontaran la esclavitud de los estereotipos y ofrecieran la posibilidad a todas las personas de ser libres y diversas.
Se podrían crear espacios de encuentro donde pudieran analizarse, hacer a las personas conscientes de la perpetuación de roles, tareas y expectativas unas agresivas y competitivas, otras sumisas y que conducen a la baja autoestima de las personas, y crear actividades formativas apoyadas en textos basados en la competencias, creación del conocimiento común de ambos sexos.
Se podría utilizar el ocio y tiempo libre para diseño de actividades que faciliten la interiorización tanto del compromiso de la vida privada en cuanto a cuidados y atención a la familia y en la sociedad, mundo laboral, etc, poniendo en conocimiento de todas las personas las capacidades, logros, creación de conocimiento común de mujeres en los libros de texto.
Si tanto los recursos materiales como los humanos (madres, padres, profesorado), partieran de una visión crítica de los roles impuestos, pudieran plantearse una inflexión de los mismos, una ruptura y transformación, de una forma expontánea podrían transmitir una educación formal e informal a las personas basada en la diversidad, la coeducación y el respeto a los valores humanos que hicieran de esta, una sociedad más justa e igualitaria.
A día de hoy, bajo mi punto de vista, no existen los recursos necesarios para llevar a cabo procesos coeducativos formativos. Este proceso no solo incumbe solo a centros educativos sino también a nosotras y nosotros como sociedad y a las familias.
En los textos se ha mencionado que los centros educativos son espacios donde existe más igualdad, aunque desde mi opinión no es totalmente cierto. En estos lugares debería primar la cooperación, la igualdad, la solidaridad, etc. Pero por desgracia esto no se da en todos los centros actualmente; si a eso le sumamos que existen carencias de educación en la sociedad y las familias este proceso no se llevará a cabo pues no están en sincronía y la transmisión de valores y educación se corta.
Una buena opción para involucrar a toda la sociedad es trabajar el empoderamiento de la mujer y la concienciación de las injusticias a las que la mayoría de mujeres tienen que hacer frente. Siendo una base fundamental que se trabaje desde casa y no se quede solo en el espacio educativo. Además sería buena idea proporcionar desde dichos centros herramientas para construir conjuntamente un espacio de igualdad donde se haga un buen uso del lenguaje e imágenes; para destruir de una vez la idea estereotipada del hombre como figura de poder y la mujer de obediencia.
Sin duda las aulas de enseñanza pública tienen una gran relevancia en la construcción de una ciudadanía igualitaria, dependiendo de lo que en ellas se enseñe esa relevancia puede suponer una influencia muy positiva o todo lo contrario.
Desde mi punto de vista la educación formal está demasiado enfocada a los saberes teóricos presentes en los contenidos curriculares, dejando en un segundo plano el resto de aprendizajes igual o más valiosos que puede ofrecer la misma. Si se ve a la educación desde un punto de vista holístico, es conveniente estructurar sus aprendizajes más allá de contenidos teóricos, aprovechando las aulas como espacios de convivencia, de enriquecimiento personal y social en el que toda la comunidad educativa puede aportar aprendizajes que favorezcan una educación más igualitaria, fomentando valores como el respeto y la solidaridad antes que la competencia y la memorización de contenidos.
Es evidente que a día de hoy existen carencias a la hora de desarrollar procesos formativos coeducativos, puesto que es un camino largo por recorrer, desde mi punto de vista algo muy favorecedor sería fomentar el contacto de la institución educativa con el resto de su comunidad, enriqueciéndose así de sus tejidos asociativos, de su diversidad, cultura… y creando aprendizaje transversales que impulsen el desarrollo personal y social.
Las aulas de enseñanzas públicas suponen un logro significativo para la construcción de una ciudadanía igualitaria, la instauración del Plan de Igualdad es un gran avance, pero, aun así, es evidente que en la actualidad siguen existiendo carencias en desarrollar procesos formativos coeducativos, como, por ejemplo; talleres relacionados con la igualdad y la prevención de la violencia de género, habilidades sociales, diversidad, etc., ya que no se realizan de forma continua y cuando se realizan no se profundiza lo suficiente, se aborda únicamente aspectos más “tenues”.
Comparto la opinión del resto de participantes en este foro. La escuela es una ente vivo, en constante proceso de cambio, sin embargo, a día de hoy, y a pesar de lo que se puede ver en los textos, no creo que sea el espacio más igualitario. Pues al fin y al cabo, en los centros educativos conviven personas, todas ellas educadas en una sociedad patriarcal, en la que las desigualdades entre mujeres y hombres están patentes, en todas las esferas. Y el ámbito educativo no es diferente. Lo vemos en las actitudes del alumnado, las familias, profesorado, libros de textos. La imagen de la mujer, sigue brillando por su ausencia, el profesorado sigue necesitando un buen reciclaje formativo y de pensamiento, pues algunos/as siguen pensando que en sus clases no hay ningún tipo de discriminación, y las familias, muchas de ellas siguen patrones de comportamiento tradicionales.
Los esfuerzos y el cambio debe ser global. Es cierto que la instauración de los Planes de Igualdad es un primer paso, muy importante, si logramos que no se quede sobre el papel y que realmente los centros lo hagan suyo y lo pongan en práctica.
Y como dice la compañera, y como agente de igualdad, necesitamos no encontrar ciertas barreras cuando intentamos entrar en los centros a impartir talleres sobre igualdad, violencia de género. Algunos/as profes no son partidarios de trabajar ciertos temas en sus clases, como educación sexual, la cual consideramos imprescindible, y más con los tiempos que corren, entre manadas, pornografía accesible, ciberdelitos de contenido sexual…, de utilizar lenguaje inclusivo, no lo consideran importante…
Como digo se necesita un cambio a todos los niveles.
Bajo mi punto de vista, considero al igual que la mayoría de mis compañeras y compañeros del foro que la escuela constituye un potencial motor de cambio hacía la igualdad; a pesar de esto y desafortunadamente, en la mayoría de centros educativos en los que yo me he movido hasta ahora, se carece o no se aplican de forma objetiva las herramientas y sistemas adecuados que contribuyan a la adquisición e inclusión real y efectiva de la misma (bien por escasa formación y/o experiencia de los agentes involucrados en este proceso y estructura (profesorado, equipos directivos, comisión de igualdad, entorno, etc.), y/o por principios y metodologías poco claras o difícilmente definidas.
Las situaciones anteriormente descritas hacen visibles los casos de desigualdad patentes y la escasa consecución de objetivos planteados al respecto.
Sin llegar a ser catastrofistas y desde mi perspectiva interviniendo con la población gitana, el interés por abarcar el área de igualdad en el caso de la mujer gitana desde los centros educativos, se multiplican las dificultades; ya que en los propios centros se proyectan las desigualdades existentes en la sociedad, y es un hecho que la población gitana y concretamente la mujer gitana, se enfrenta a barreras, si cabe mucho más consistentes (discriminación por género, por origen étnico y en algunos casos por nivel social y económico).
Destaco esta situación, puesto que a la hora de focalizar en intervenciones y acciones concretas de sensibilización y formación que se pautan desde el área donde desarrollo mis funciones como profesional, se pretende dar respuesta a los siguientes objetivos que paso a enunciar a continuación, pero en muchas ocasiones se ofrece reticencia a la hora desarrollar las mismas puesto que desde los propios centros (en algunos casos), no se observa como dificultad existente ni necesidad de trabajar este área de forma urgente.
- Aumentar la inclusión socio-laboral de las mujeres, especialmente gitanas, a través de actuaciones que favorezcan el desarrollo de competencias personales, sociales y pre-laborales, fomenten la igualdad de género, la participación y la conciliación de la vida personal, social y laboral.
- Promover la igualdad de trato informando, asistiendo y acompañando a las víctimas de toda forma de discriminación, con especial atención a la discriminación múltiple que sufren las mujeres gitanas.
- Impulsar la igualdad de género entre hombres y mujeres gitanas y promover la ruptura de barreras culturales y sociales que afectan a las mujeres en su proceso de promoción socio-laboral.
- Apoyar y acompañar a las mujeres gitanas que sufren situaciones de violencia de género.
- Sensibilizar a la sociedad en general, a responsables de las políticas públicas, a profesionales de los recursos y servicios, a la propia comunidad gitana y a sectores específicos, como las empresas, sobre la imagen social estereotipada de la comunidad gitana y, especialmente, de la mujer gitana.
- Incidir sobre las políticas relacionadas con la igualdad de oportunidades, la igualdad de género y la lucha contra la discriminación.
Durante la lectura de los tres documentos de este tema me ha venido a la cabeza la noticia que hace unos días se hacia viral:”Jóvenes de un colegio mayor de Madrid lanzan gritos machistas “putas, salid de vuestras madrigueras”.
Como dice uno de estos textos el sexismo se maquilla y el machismo se disfraza.El sexismo ha tomado tintes de disimulo, donde si alguna mujer es un poco mas reivindicativa de los normal es que eres una exagerada, no hace falta estar siempre con las mismas tonterías del el lenguaje inclusivo, ya hay algunos hombres que hacen tareas del hogar…comentarios que denotan que hemos avanzado pero aun nos queda mucho mas, y mas después de ver esos cánticos en chicos universitarios que definen como costumbres, como si las costumbres no pudieran cambiar…
Pero aun es peor cuando las propias victimas de estos insultos quitan importancia a esta serie de situaciones,sintiéndose responsables de la conducta de los agresores. Hay que hacer frente a las nuevas estrategias del machismo, el sexismo y el androcentrimo.
Pensamos que teniendo la igualdad formal y normativa, tendríamos igualdad real, pero nada mas lejos de la realidad.
La solución que desde el colegio mayor han tomado ha sido la expulsión de los implicados y recibir un ciclo de conferencia para sensibilizarse y hacer voluntariado.
<font face=”inherit”> Se quedan a mitad de camino ya que para que estas situaciones no se produzcan en nuestras sociedad hay que apostar por la coeducación. Todos los ámbitos de nuestras vidas (educativo, familiar, laboral…) tienen que tener una visión critica para poder seguir avanzando en igualdad.Pero el </font>ámbito<font face=”inherit”> educativo tiene mas calado en temas de igualdad, por eso hay que seguir en la linea d la </font>Educación<font face=”inherit”> </font>emancipadora<font face=”inherit”> que acompañadas de la coeducacion pueden hacer muchos cambios reales.</font>
Puede ser que al comienzo, es decir en la primeras etapas de la educación pública, las aulas de enseñanza supongan un lugar idóneo para una educación igualitaria, porque se cuenta con las herramientas necesarias para hacerlo; el problema radica en que esto no es un hecho aislado, es decir, que otros factores alteran este proceso o lo flanquean, el propio papel mojado en el que quedan muchas veces los contenidos de esta materia, la propia familia, la sociedad en la que se vive o los medios de comunicación, etc.., el niño o la niña a medida que va creciendo se va empapando de todo lo que le rodea, y por mucho que la escuela sea la instancia socializadora menos desigualitaria, la igualdad es un objetivo que deberá reflejarse y plantearse por todo el conjunto de la comunidad educativa, la formal y no formal.
La coeducación es responsabilidad del conjunto de la sociedad, y pienso que sí existen recursos para llevarla a cabo, el problema es que la responsabilidad de coeducar debe de ser compartida y si todos y todas fuésemos en la misma línea y rompiésemos con los estereotipos, educaríamos en igualdad.
Las aulas de enseñanza pública suponen una oportunidad muy grande para la coeducación, ya que estas instituciones son las encargadas de educar a las nuevas generaciones y son las que tienen un mayor alcance, de modo que pueden incidir y alcanzar a un mayor número jóvenes. De este modo, ayudan a que la coeducación sea una realidad que impregne la manera de relacionarse y el aprendizaje de todos estos desde edades muy tempranas.
Aunque creo que la educación consta de componentes y de recursos para llevar a cabo procesos formativos coeducativos, aún estos no son suficientes. Necesitamos formar mejor a los profesionales encargados de coeducar en el aula. Y aunque esto es algo que la nueva ley impulsa, no es llevado a la realidad siempre, pues las formaciones en igualdad actuales no son suficiente para que puedan transmitir una coeducación de calidad. La escuela debería revisar su currículum oculto y omitido para dejar de cometer fallas en estos campos y así convertir el entorno educativo en uno de respeto, tolerancia e igualdad. Desde mi punto de vista, el Plan de Igualdad no es más que el punto de partida para interiorizar la necesidad de una escuela coeducativa y así, poco a poco desarrollarse por completo.
Por otro lado, al no ser la escuela el único componente educativo, considero necesario que tanto familia como medios de comunicación pudieran implicarse y transmitir coeducación en el hogar y el resto de actividades de la vida diaria. Al fin y al cabo la coeducación es responsabilidad de todos, de toda la sociedad.Estoy muy de acuerdo con las opiniones de mis compañeras/as, coincido con ellas/os, en que la educación no solo está organizada por el profesorado y los/as alumnos/as, sino que es responsabilidad de todas las personas, tanto de madres y padres como toda la sociedad en su conjunto. La escuela es el segundo agente socializador de las personas, siendo la primera el hogar y la familia, lo cual quiere decir que en numerosas ocasiones los/as alumnos/as tienen impregnados ciertos ideales que cuesta cambiar, ya que no debemos olvidar que el patriarcado junto con el sexismo siguen siendo nuestros aliados y está presente en innumerables personas.
La realidad nos dice que se ha avanzado un poco en lo que respecta a la igualdad en los centros pero todavía hay un largo camino para llegar a toda su totalidad ya que muchos aún carecen de ciertos valores como la igualdad, eliminación de estereotipos, respeto, solidaridad, etc., y esto se puede observar en los casos de bullying que continuamente aparecen en los centros escolares.
Por ello considero que no solo hay que observar lo visible, sino indagar en lo invisible, como son los micromachismos, estos se tienen muy normalizados lo cual hace que las personas no contribuyan en la coeducación, y continuamente aparezcan handicaps que nos impiden conseguir una educación emancipadora.