• mgallardo@dip-badajoz.es

    Miembro
    20 de mayo de 2022 a las 7:56 pm

    El lugar de enunciación desde el que me he acercado a este curso es el de mujer blanca, europea, de mediana edad y clase media, funcionaria pública. Provengo de familia numerosa de clase social desfavorecida. Mi padre tuvo que emigrar a Alemania cuando yo era muy pequeña y mi madre falleció cuando yo contaba solo 5 años por lo que he vivido una infancia y adolescencia fuera de lo corriente, sintiéndome con frecuencia fuera de contexto y distinta de “las otras”. Mi infancia transcurrió en los últimos años de la dictadura franquista, mi adolescencia y juventud en plena transición democrática participando en movilizaciones estudiantiles y posteriormente sindicales. Pude ir a la universidad gracias a la ayuda de instituciones públicas.

    Soy de izquierdas, atea y, en principio, heterosexual. He vivido treinta años en pareja y tengo tres hijos varones, lo que me da la perspectiva de la maternidad, los cuidados, las dificultades para conciliar, el reparto injusto de tareas… conozco bien lo que es la triple jornada, la violencia obstétrica y todo lo que ello supone, la violencia sexual, la violencia simbólica, por ser mayor también o por estar separada… he sentido la inseguridad de hablar en la escuela, en el instituto, en la universidad, en el trabajo y en el sindicato… donde siempre ellos se han impuesto y nosotras hemos hablado en segundo lugar…

    Sin embargo, soy también una privilegiada por haber tenido acceso a estudios y recursos a los que muchas otras personas no han podido llegar, por nacer en este “primer mundo” con las necesidades básicas cubiertas, la salud, la educación…. Aunque a costa de dar la espalda a la naturaleza que nos proporciona el sustento para vivir.

    Pienso que declarar y hacer transparente el lugar de enunciación es más que necesario y desde ahora procuraré integrarlo en mi vida y en mi trabajo, ello supondrá un conocimiento situado, lejos del conocimiento que pretende ser objetivo y universal.